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miércoles, 17 de noviembre de 2010

El arte de recomendar series

Ayer descubrí Supernatural. Me gustó el piloto y hoy me he visto otro capítulo. Pero no voy a hablar de esta serie. Sino del noble y arriesgado arte de recomendar series. Así escubrí yo esta serie y otras muchas. ¿A quiénes debéis un agradecimiento por las recomendaros grandes series?


Qué difícil es recomendar series de televisión...
Por ejemplo, la propia Supernatural me la recomendó Nahum. Tiene muy buena pinta, llevo ya tres capítulos y creo que me va a gustar. Otra de las que sigo y me encanta es Stargate Universe. Esta me recomendó un colega de la universidad pero no le hice caso. Hasta que vi esta entrada publicada por Molti Santi. Gracias a los dos. Grandísima serie.

Pero no sólo vía blogs descubres grandes series. Que por supuesto. El boca a boca es fundamental. Stargate SG-1 me lo recomendó mi prima cuando tenía 16 años. La grandísima The Wire, la descubrí en un artículo de La Vanguardia, que siempre leo cuando me voy de vacaciones a la playa.

Recomendar es algo dificilísimo. Yo tampoco me considero un experto de la series de televisión. Pero como veo unas cuantas y quiero comentarlas, las voy recomendando a mis conocidos para primero, que disfruten, y, segundo, poder hablar de ellas. Así, te comes la cabeza para acertar. A ver, a este coelga mío le gusta la acción... ¡Sons of Anarchy! A mi prima le gustan las series lentas y profundas... ¡Six Feet Under! Por cierto, esta maravillosísima serie la descubrí vía Hernán Casciari en esta magnífica entrada de su blog. Una de las mejores de toda la blogosfera. Y la mejor, sin duda, que habla sobre Six Feet Under.

Este señor loco ha escrito el mejor post sobre Six Feet Under

Al recomendar series te arriesgas. Pueden no gustar. A mí me ha pasado. Imagino que a casi todos. Y albergas dos sentimientos encontrados. ¿Cómo no le puede gustar esta maravilla? Y un, vaya por Dios, ahora no me hará caso con más series...
Pero aún así lo sigues haciendo. Porque si tú disfrutas con las series, quieres que también lo hagan los demás.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Yo me quedo con... versión original, subtítulos y doblaje

El tema del doblaje de las series es una excelente manera de poner a dos personas a debatir durante horas para que, al término de la discusión. Cada uno siga en sus trece. Por eso, no voy a hacer ningún alegato a favor o encontra. Sólo quiero exponer un hecho curioso del que me he dado cuenta, que House no me gusta en versión original.

Lo siento, doctor. Pero en inglés no le entiendo
¿Qué me ocurre? La explicación es sencilla, pero se extiende a otras series que veo o he visto. Comencé a ver House en su primera temporada, en Cuatro. De eso hace ya siete años y por entonces no era un seriéfilo como ahora. Así, esta serie la fue viendo a ritmo de España, conforme la emitía Cuatro. El año pasado, harto de anuncios y con House como única reminiscencia de mi pasado televisivo (¿ahora sería internetnitivo?), me vi la sexta temporada por internet, pero esperando a que los capítulos salieran doblados. Este año no pude esperar, y la he estado siguiendo en versión original. Con subtítulos, claro, que uno con el inglés uno se defiende más mal que bien.

Y aquí aparecen dos problemas. Primero, las voces se me hacen raras. Que no malas. ¿Gracias a qué? A que House es una serie excelentemente doblada. He de reconocer, además, que el doblador de House es una de mis debilidades, me encanta esa voz. Y, en segundo lugar, los subtítulos que he encontrado son bastante malos. Vaya por delante, en ningún momento quiero meterme con todas las personas colaboradoras que hacen los subtítutulos altruistamente. Es más, les agradezco su labor infinitamente. Pero una cosa no quita la otra y seguir a House con subtítulos es bastante decepcionante. Cuando hablan de enfermedades a toda velocidad, no me entero de nada, menos aún que cuando hablan en español. Y un montón de comentarios graciosos de House no están bien traducidos y te encuentras con frases rarísimas, con escaso sentido en el idioma de cervantes. Es español, sí. Pero no se entiende. Conclusión, a esperar a que la doblen.

Os tuve que ver doblados, chicos. Vuestros diálogos me lo exigían
Pero claro, dándole a la materia gris, me he dado cuenta de que no es, ni mucho menos, la primera vez que me pasa esto. Recientemente, con la grandísima, enorme e incomensurable Studio 60 me pasó igual. El primer capítulo que bajé, para más inri, los subtítulos estaban algo desfasados y con un español macarrónico. ¿Cómo ver una serie de Aaron Sorkin, basada en el diálogo, con subtítulos desfasados y mal traducidos? Imposible, y la vi doblada. Bastante bien doblada, por cierto. Afortunadamente, los dobladores de España son muy buenos.
Más ejemplos. El Ala Oeste de la Casa Blanca. Por los mismos motivos. Incluso, Six Feet Under y, por desgracia, The Wire. Esta última muy, muy, muy mal doblada. Una auténtica puta mierda, y perdón por la expresión. Pero, una vez más, no me acabaron de convencer los subtítulos y bastante difícil es seguir The Wire, como para hacerlo sin enterarte de la misa la mitad.

Verte doblada, hermosa, es un crimen contra la humanidad

Pero vamos ahora al caso contrario. Aquellas series que son pecado verlas dobladas. (Vale, lo sé, The Wire es pecado, pero uno no sabe inglés...) Por ejemplo, mis tres comedias de la actualidad favoritas. Modern Family, How I Meet Your Mother y The Big Bang Theory. La primera, verla doblada es quitarle toda la gracia. Especialmente a Gloria Pritchett, la colombiana. HIMYM es también pecado y de los gordos. Barney y Marshall no tienen nada que ver, por citar a los dos actores que más pierden cuando doblan su voces. Y The Big Bang... la he visto de las dos maneras y, simplemente, te la cargas. No hace gracia. Sheldon con esa voz que le ponen parece retrasado y los otros tres friquis son menos graciosos.

¿Más ejemplos? Dexter, me cambié de español a versión original. Gran acierto, en Miami mucha gente habla castellano y en la serie también. Incluso, en esta quinta temporada, hay un interrogatorio en el que un poli hispano interroga a un venezolano. La poli americana no se entera de nada y se lo van traduciendo in situ. ¿Cómo doblas eso? Muy, muy difícil.

Creo que esta foto no necesita comentarios...
Pero no quiero que nadie se ofenda. Aquí solo va una reflexión. Me he parado a pensar y he visto que incluso yo mismo tengo incongruencias. Por lo general, soy un arduo defensor de la versión original. Pero luego, veo un montón de series dobladas. C'est la vie.

viernes, 1 de octubre de 2010

Enamoramiento (no asustarse por título)



 De vez en cuando, sólo de vez en cuando, cuando concluye un capítulo, me quedo en una especie de estado de shock que no puedo describir. Los títulos comienzan a circular por la pantalla y no puedo hablar. Algunas veces estoy en silencio. Otras, me llevo las manos a la cabeza y comienzo a parlotear onomatopeyas: "Buah, ufff, joder...". Por mi cabeza, mientras tanto, se entremezclan a toda velocidad los pensamientos, desordenados. Como si estuviera éxtasis. Es, en estos momentos, cuando me doy cuenta de que la serie en cuestión ha subido el último peldaño. El peldaño de la excelencia. Este hecho significa que ya no estoy ante una serie buena, sino ante una obra maestra. Es mi enamoramiento.

¿Cuándo me ha pasado? Por fortuna, muchas veces. Uno de los más claros fue con la maravillosa The Wire. Más exactamente, con el capítulo cuatro de la primera temporada. Si has visto la serie, sé que sabes a que escena me estoy refiriendo. Joder, joder. Si no la has visto, The Wire puede ser difícil de seguir al principio, pero nunca, nunca la abandones sin llegar a este capítulo.




Más recientemente, he tenido otros dos enamoramientos. Con mis apreciadas Sons of Anarchy y Modern Family. Los Hijos de la Anarquía me raptaron en su capítulo cinco de la primera temporada (del que no encuentro vídeo en Youtube). Ahí vi que esta serie tenía un plus. Algo más que el resto. Ese final, esa música, la dureza de la situación y los personajes... Y no defraudó. Algo escribí en el momento sobre el capítulo, pero entonces estaba aturullado. Y cuando terminó la temporada, embriagado por semejante joya que la cadena por cable FX nos ha regalado, en vez de escribir algo, me puso inmediamente a ver la segunda temporada.

De Modern Family me enamoré ayer. El noveno capítulo de la primera temporada es el causante. Aquí mi amor fue distinto. No fue causado por una gran escena o un gran final, sino por su increíble estructura. Puede que me haya reído más con otros capítulos, aunque Fizbo en este me hiciera soltar una buena carcajada con su reloj, pero esa estructura del capítulo, es de algo más que una simple comedia. En concreto, el capítulo arranca en el hospital, con un personaje preguntándose cómo ha podido pasar esto. Acto seguido un flashback nos devuelve al pasado y nos presenta la situación. Es el personaje de uno de los niños y todos los regalos que le hacen son peligrosos. Una ballesta, un escorpión, una pared de escalar... Conforme le regalan un nuevo objeto peligroso, aparece una escena en el hospital de un personaje diferente preocupándose por la salud del herido, que no sabemos quién es, pero que vamos adivinando conforme se descartan personajes y avanza el capítulo. En serio, buenísimo.



Otros enamoramientos concretos (porque de algunas series simplemente caes rendido a las primerasde cambio, como con The West Wing en mi caso, los tuve con Six Feet Under, exactamente con su cuarto capítulo de la primera temporada, que sin duda alguna no es uno de los mejores, pero para eso ya tenemos el primero de la tercera o el último de la serie (¡oh!, el último). O en el caso de House y su maravillosa e inigualable primera temporada, con su noveno capítulo (No rcp), y ese increíble discurso del saxofonista qmoribundo dirigido al propio House, en donde se comienza a atisbar el alma torturada del personaje.

Me dejo muchos enamoramientos más, lo sé, pero no quiero aburri. ¿Y vosotros, cuándo os habéis enamorado de una serie? ¿Qué capítulo fue el que os hizo ver que estabais ante una obra maestra?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cara y cruz

El bien y el mal. El bueno y el malo. Hace tiempo las series eran así. Sencillas. Un tipo malo y odioso (qué mal nos caía) se enfrentaba a uno bueno y amado (qué bien nos caía). La mayoría de las veces ganaba el bueno. Si el final quería ser trágico, la victoria era para el malo. Sin embargo, hoy día la televisión nos presenta personajes distintos. Y por eso, ya no es extraño que nos pongamos del lado de un personaje de escasa moralidad, que ha resultado ser fascinante. O al contrario, cuando el bueno, el que actúa correctamente, es aborrecible. Esto me ocurre a mí con dos personajes de la gran serie de ficción Battlestar Galáctica: Gaius Baltar y Laura Roslin.



Gaius Baltar es un científico que vive en Cáprica. Ya en el primer capítulo, (en el minuto diez, ergo no es spoiler) se muestra que él es el causante de la masacre Cylon. Los humanos son casi extinguidos por su culpa. Por su vanidad y soberbia. Pero él logra escapar y unirse a la flota que durante cuatro temporadas bagará por el espacio en busca de un nuevo hogar. Yo, personalmente, me pasé los primeros capítulos esperando su confesión. Pero no. Poco a poco me fui dando cuenta de que Gaius no era así. No se sentía feliz por masacrar a millones de almas, pero lo importante para él era la supervivencia. A lo largo de la serie, hace de todo para sobrevivir. Miente, mata, manipula, evangeliza... Cualquier cosa. Lo mismo en un capítulo salvaba a la flota entera de la catástrofe, que al siguiente ayudaba al enemigo.
Baltar, en definitiva, es arrogante, sobervio, cobarde, traidor, inmoral (o amoral), descreído, superviviente... Sú única preocupación es Gaius Baltar. Se quiere mucho y se llevará por delante a quien haga falta para sobrevivir.

Sin embargo, me cae bien. No puedo evitarlo. Los guionistas de esta serie te enredan. Te muestran su trasfondo, no hace el mar por placer. Sino por necesidad/convinencia/supervivencia. Al término de algunos capítulos no podía evitar pensar: "Este tío es un hijo de puta". Y por contra, al capítulo siguiente conseguían que me volviera a caer bien. Los guionistas jugaban conmigo, con mi juicio y mis creencias. Hoy me mostraban un poquito de caridad en Gaius, al día siguiente mostraban su lado egoísta compensado por una buena acción y dado de vuelta de nuevo por un acto de dudosa moralidad.

Resultado final: Gaius es un hijo puta que me cae bien. Es un personaje complejo, para nada plano. Con varias dimensiones. Y como él, decenas de personajes en decenas de series maravillosas que podemos disfrutar. Estamos en plena cresta de los personajes con dos caras, grises, ambiguos moralmente. El malo y el villano tradicional están desapareciendo.




Porque si no, no se entendería mi odio bisceral hacia Laura Roslin, presidenta de los 50.000 humanos que inician este éxodo con claras reminiscencias bíblicas. Roslin se convierte en presidenta de esta Odisea por ser la cuarenta y pico en línea de sucesión. Claro, entre los millones de muertos se encuentra casi todo el Gobierno. Y de golpe y porrazo (como diría F. Ibañez) asciende de secretaria de educación a presidenta. Roslin es una mujer trabajadora, moralmente correcta y siempre, siempre tiene la razón. Que creo que es lo que me saca de quicio. Más que lo de la moralidad, porque en algunos capítulos sí que ha tomado decisiones muy duras. El problema, mi odio más bien, viene desencadenado porque siempre tiene razón. Al final, ella era la que llevaba la razón en casi cada situación. Y por alguna extraña razón me pone de los nervios. ¿Es demasiado perfecta? Sí y no, porque, como he dicho, ya comete alguna que otra acción moralmente reprovable. Pero es que... su tono de voz... sus gestos... su ego de salvadora de la humanidad...

Donde esté un buen Gaius Baltar, que se quite una Laura Roslin. Yo voy con los malos.