domingo, 12 de septiembre de 2010

True Blood ha cambiado


True Blood es una serie que está dando mucho de qué hablar. Está de moda en la blogosfera referirse a ella con desprecio. Una comedia, la llaman. Pero no lo es. En absoluto. El problema es que la serie es engañosa y ha mutado de género. Me explico.

Cuando arrancó la serie, en su primera temporada, True Blood tenía unas aspiraciones distintas a las de ahora. Parecía que la serie quería convertirse en un producto serio, de culto. Ver cómo en un mundo igualito al nuestro, a diferencia de la sangre sintética, los vampiros se convierten en realidad y deciden integrarse en la sociedad. Salir del ataud, que le llaman. Término que, por cierto, no aparece ya en la tercera temporada. Porque, como he dicho, la serie ha cambiado. True Blood se marcó una gran primera temporada con una mezcla muy proporcional entre bizarrismo, misterio y devoción/friquismo por los vampiros (más adelante explicaré lo de friquismo). Bizarrismo, porque poco a poco Alan Baall iba mostrando una cultura vampírica muy particular, rodeada de sangre y sexo. Misterio, porque el asesinato de mujeres en Bon Temps centró toda la temporada. Y friquismo porque los vampiros era muy interesantes, una nueva vuelta de tuerca al mito de los no muertos que eran más fuertes conforme envejecían, estaban organizados mediante una jerarquía muy clara, tienen toda una gama de poderes de lo más variopintos, etc.



El hecho, es que podemos decir que la primera temporada True Blood estaba disfraza de producción seria. Pero ya en la segunda entrega, la serie comienza a quitarse el dsifraz. Los personajes se muestran absolutamente lineales. Les pase lo que les pase, no cambian. Sookie siempre es y será una rubia insoportable, Jason será un tonto confundido el resto de su vida, Tara vivirá amargada y en problemas y Lafayette será una locaza graciosa toda la serie.
Pero además, la estructura de la serie cambia. Ya no importa la integración de los vampiros, las dobles metáforas con la homosexualidad y el racismo. Tampoco importa la relación entre personajes, pues si estos no cambian, las relaciones siempre serán iguales. En lo que se centra esta nueva True Blood es en el morbo, en el mundo vampírico que Ball ha creado y que comienza a diferir del real. Y esto se hace radicalmente evidente en la tercera temporada, que todavía no ha terminado pero poco falta.

Porque True Blood, en su tercera temporada, evoluciona y se convierte en una auténtica serie de vampiros. Ya no se disfraza, no se camufla. Los personajes no importan. No hay temática social ni hace falta ser un erudito para comprender la serie. El mundo de True Blood es ahora distinto. No es nuestro mundo más sangre sintética, sino otro diametralmente opuesto. En ese nuevo mundo no sólo existen los vampiros, sino todo tipo de series mitológicos como hombres lobo, telépatas y demás monstruos que no nombraré por aquello de los espoilers, por levísimos que puedan ser. Y, con un mundo inventado y diferente al nuestro, todo vale, que es de lo que le acusan algunos a True Blood, pero para mí algo totalmente legítimo.



True Blood es, en esta tercera temporada, una serie de VAMPIROS. En mayúsculas. Al igual que lo son las películas de la saga Crepúsculo o la serie de vampiros adolescentes The Vampire diaries. Y como tal se le debe juzgar. Como una serie de vampiros que presenta un mundo mágico, donde todo tipo de seres sobrenaturales conviven y se enfrentan en una contínua lucha de poder, que es lo que le da el morbo a esta serie. La lucha entre vampiros, con vampiros y con otros monstruos. Por eso decía que True Blood es una serie friqui. Ya no engaña a nadie. Es lo que hay. Acción, vampiros, sangre, sexo y luchas de poder. Y bueno, algo parecido al amor (y bastante empalagoso) entre Sooky y Bill.

Y por qué es tan buena, en mi opinión, esta serie. Porque actualmente presenta el mundo vampírico más interesante de todos los productos sobre estos muertos vivientes. Conjuga a la perfección el misterio de un mundo por descubrir, unos vampiros muy heterogéneos (los hay buenos, malos, chalados, raros, fuertes, más fuertes, jefes, subalternos...) y una historia que engancha. Quieres saber cómo sigue. Quieres conocer la jerarquía piramidal de los vampiros, los poderes que tienen los más ancianos y cómo va a terminar esta bomba de relojería en la que se está convirtiendo la serie.



Así que esto es lo que hay. Una serie más de vampiros. De HBO, que parece que no le pega hacer este tipo de producciones. Pero qué quieren que les diga, HBO está haciendo la mejor serie de vampiros del momento.

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